"No es el capitalismo sino Italia la que anda podrida". Saludo así, con esta cita que extraigo de un artículo de Mario Vargas Llosa, publicado en septiembre del pasado año, y recogido en la página de Roberto Saviano. Cuando lo lei, pensé que me ponía a huevo responder rápidamente, sin necesidad de dar muchas vueltas para contestar, tal era la ingenuidad de esta frase que él utilizó para, nada más y nada menos, acabar su artículo. De Vargas Llosa, por otra parte, puede esperarse mucho como escritor, pero hace años que cuando escribe de política sólo se leen incongruencias como esta. Me cansé de esperar, ya ven, a Vargas Llosa, y eso que puedo tolerar a algunos defensores del establishment. La línea que separa a los defensores de los propagandistas del sistema es tímida, pero vamos, se advierte. Lo de la podredumbre italiana, evidentemente, sólo puede ser propaganda. El artículo de Vargas Llosa tiene tantos errores que es difícil querer centrarse en alguno de ellos. Horroriza, por ejemplo, que se pare a destacar que la camorra es "nacida del pueblo". Da risa, en otro lugar, que explique cómo la camorra lleva sus "tentáculos" a todo el mundo para luego defender el modo de vida y modo económico que hace posible que eso ocurra. En fin, que el señor Mario no termina de aclararse. Le ha gustado el libro de Gomorra, dice, pero se pone incrédulo con eso de que Saviano señale a sus bendecidos financieros, empresarios, instituciones mundiales, etcétera. Puesto en su artículo, la camorra no es sino una "deformación" que le ha salido a Italia. Este país, y no el resto del mundo, es el que anda podrido. Ya saben, aunque no lo sabíamos, los 950 millones de hambrientos viven en Italia. Los 4.750 millones de pobres viven en Italia. El 45% de población mundial sin agua potable está en Italia. Los 3.000 millones de personas sin sanidad también están en Italia. Los 113 millones de niños sin educación están en Italia. Los 12 millones de niños que mueren cada año de enfermedades curables, ya lo se imaginan, en Italia. Creo que no voy a escribir nada más. Ánimo, señor Mario, y haga reseñas como esta. El año que viene le invitan al circo de Davos. A gastos pagados, seguro.
Marcelo Ortega
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