lunes, enero 29, 2007

AMERICANOS EN SICILIA, EL ULTIMO BANDIDO (Y II)

El director italiano Francesco Rosi eligió rodar su película 'Salvatore Giuliano' en los mismo escenarios en los que vivera el bandido. Y para rodar la escena de la matanza de Portella delle Ginestre, eligió filmar en el mismo lugar, contando con los vecinos del pueblo para reproducir un episodio del que muchos habían sido testigos. Al oir las fingidas ametralladoras la gente comenzó a correr y girtar presa del pánico, reviviendo lo que apenas diez años antes había sido real. Once muertos, más de treinta heridos. Los autores de la matanza son, todavía hoy, un misterio. Está demostrado que las balas disparadas procedían de ametralladoras Beretta, armamento del que no disponían los hombres de Giuliano. Sí estaban entonces en propiedad de grupos neofascistas. El 22 de junio del mismo año la banda de Giuliano asaltó las sedes del Partido Comunista y de las Cámaras del Trabajo de la zona. Poco después, las victorias de la Democracia Cristiana comenzaban a alejar el miedo al 'peligro comunista', y con ello hacían de Giuliano un elemento incómodo, un antiguo aliado con sufiente información. Li Causi, lider comunista siciliano, se dirigía al bandido a través de la prensa para pdeirle que diera información, nombres sobre los autores de Portella, advirtiéndole de que el primer ministro, el siciliano Scelba, podía estar ya planenando la muerte del bandido: "¿No comprende que Scelba va a hacer que le maten?".
En verano de 1950 comenzaba el juicio a los hombres apresados de Giuliano. La matanza de Portella podía ser esclarecida. Un mes después aparece el cadáver de Salvatore Giuliano, muerto en un patio de Castelvetrano a manos de los carabinieri, según la versión oficial. Al poco tiempo Gaspare Pisciotta, lugarteniente de Giuliano, es capturado. Muchos lo señalan como autor material de la muerte del bandido, aunque otros señalan que fue el mafioso local el que mató a Giuliano mientras dormía en la casa de un abogado notorio del pueblo. Pisciotta, en realidad agente de los carabinieri, disponía de un pase especial de la policía para moverse por la isla. Tras su detención, Pisciotta avisó de que iba a revelar informaciones clave para entender la alianza mafia-bandidos-carabinieri así como la verdad sobre Portella delle Ginestre. En la cárcel, a la espera de juicio, se dedicó a escribir su autobiografía. Esta terminaría precipitadamente una mañana en que Pisciotta fue envenenado con estricnina en el café. Elementos mafiosos fueron los encargados de borrar testimonios incómodos. Por supuesto, la autobiografía de Pisciotta jamás fue encontrada.
CONCLUSIONES. A día de hoy, las claves para entender qué hay tras la matanza de Portella delle Ginestre apuntan alto: Casarubea ofrece informaciones importantes que han sido obviadas por la investigación judicial:
-La carta que Giuliano recibió justo antes de Portella. Tras leerla, Giuliano dijo a sus hombres que la hora de la liberaciónb estaba cerca. Nadie sabe quién escribió aquella carta.
-Tras Portella, el jefe de la policía de Sicilia se reunión con mafisos de Monreale en la capital romana. Allí se tuvo una delcaración escrita por Giuliano que nunca más apareción.
-El mismo jefe de la policía mantuvo contacto con Giuliano, y al menos en una ocasión se reunió con Giuliano.
-En días anteriores a Portella se vio en la zona a J.J. Angelton, jefe del X-2, contraespionaje americano. También en la zona está testificada la presencia de Lucky Luciano, boss americano con excelentes relaciones profesionales con los servicios secretos.
-Sicilia estaba siendo caldo de cultivo para grupos neofascistas paramilitares vigilantes de alejar el voto de izquierdas de las instituciones.
Según las investigaciones de Casarrubea, mostradas en la obra de Joan Queralt ('Crónicas mafiosas', editado en Cahoba), la banda de Giuliano fue un pelotón de ejecución en manos de grupos fascistas que operaban en el proyecto de restauración del fascismo: La Escuadra de Acción Mussolini, Batallón Vega de la décima Mas de Junio Valerio Borghese, yl el Frente Antibolchevique. Estos grupos gozarían de la proteción del ministro Scelba, y contarían con el apoyo de los servicios secretos americanos.
Giuliano y su banda se hizo ver en la mañana de Portella. Querían o debían ser vistos, siguiendo las instrucciones dadas. A unos pastores se dirigió para decirles: "id y decid que somos quinientos". Quinietos eran precisamente los hombres que formaban el Batallón vega. Quizá Giuliano estaba dando una pista de quiés estaba detrás, porque la banda de Giuliano no era, ni mucho menos, tan numerosa.
El nombre de Fra Diavolo, muy presente en la novela de Mario Puzo e indudablemente relacionado con Portella, no aparece ni una sola vez en las actas judiciales. Su vida en los años anteriores pasa por Sicilia, donde forma parte de los hombres de Giuliano, y Florencia donde regenta una trattoria en la que recive a hombres de los servicios secretos. Está demostrada su presencia en la mañana del primero de mayo, y es evidente su relación como confidente con la policía. Su muerte a manos de los carabinieri podría esconder los mismos motivos que la muerte de Giuliano y Pisciotta.

jueves, enero 25, 2007

AMERICANOS EN SICILIA, EL ÚLTIMO BANDIDO (I)

Ya en alguna ocasión me he referido a los hechos del día primero de mayo de 1947, cuando las montañas de Montelepre presenciaron la matanza de once personas, entre ellas varios niños, a manos de un supuesto ataque de la banda del bandido Salvatore Giuliano. Como ya se ha dicho, pocas cosas en esta historia estan claras, salvo esa misma: que nadie ha pagado por esas muertes. Las investigaciones de G. Casarubea, historiador siciliano residente en Partinico e hijo a la vez de un sindicalista asesinado por elementos mafiosos, arrojan mucha luz a un crimen que muchos califican de Estado.
En primer lugar hay que reseñan que no existe una valoración clara de la figura de Giuliano. Su vida ha sido novelada -por Mario Puzo- y llevada al cine con más o menos éxito (Francesco Rosi da una lección magistral de cine y política en su cinta, y Cristopher Lambert fracasa en la adaptación al cine de la novela).
¿Cómo fue la vida del bandido? ¿Fue un Robin Hood siciliano? ¿Fue amigo o enemigo del pueblo? A su espalda descansan hoy más de 400 víctimas, entre ellas hombres del cuerpo de carabineros, pero también muchos sospechosos de traición y simples sindicalistas que murieron cuando Giuliano puso al comunismo como la lacra a combatir. Célebre es su carta al presidente Truman, en la que un periodista norteamericano hizo de mediador, notable aportación al género epistolar en la que Giuliano se ofrecía como cabeza de un ejército enrabietado por el "intolerable aullido de los perros comunistas".
¿Qué hay de oculto en la historia del último bandido? ¿Luchó contra la mafia de la época, o era un protegido suyo? ¿Eran mafia, bandidos y carabineros una sola cosa, como la Trinidad, como dijera Gaspare Pisciotta, lugarteniente de Giuliano?
Sin lugar a dudas, la relación entre bandidos y mafia es íntima desde 1860, primeros años en que se da una porganización criminal estructurada en la isla. Cuando los bandidos secuestraban a alguien, los familiares sabían a quién dirigirse, es de cir, al mafioso local. La mafia hacía de intermediaria en los secuestros a cambio de una comisión, pero su colaboración no quedó ahí. Cuando la causa de los bandidos comenzaba a flaquear, la moda del separatismo los volvió a poner en guardia. Tras la creación del nuevo estado italiano surgido tras la Segunda Guerra Mundial, las voces separatistas en Sicilia se mezclaban entre izquierdistas y neofascistas que, escondidos en la isla, empezaban a organizar facciones armadas dispuestas a frenar el auge del comunismo.
El frente separatista llegó a organizar una revuelta en la que Giuliano colaboró atacando cinco cuarteles de Carabinieri, aunque la rebelión fue aplastada.
Cuando el separatismo pasó a mejor vida, Giuliano se ofreció a la única causa en la que encontraría dinero y poder a su servicio: el anticomunismo. En abril de 1947 las fuerzas izquierdistas agrupadas en el Bloque Popular obtuvieron el 30% del voto en las elecciones a la asamblea regional de Sicilia. Días después, el primero de mayo iba a servir para celebrar la victoria de las clases populares. Muchos vecinos de Montelepre y pueblos de la zona acudieron a las montañas para festajar, entre discursos y bailes, los tiempos de esperanza que estaban creando. Pero algunas personas tenían otro plan.

miércoles, enero 17, 2007

LAS AMISTADES PELIGROSAS


La vida y la muerte de Salvo Lima son el mejor ejemplo para explicar cómo se relacionan mafia y política en Sicilia. Protegido del alcalde palermitano Vito Ciancimino, político salido de los años democrisitanos de Amintore Farfani, Salvo Lima fue responsables del llamado 'Saqueo de Palermo' de los primeros años sesenta. Una década en la que la ciudad pasó a ocupar miles de nuevas hectáreas, con el consiguiente llenado de bolsillos para promotres y constructores de oscura procedencia. La jugada fue preciosa. Uno de los oficiosamente responsables de construir una considerable cantidad de edificios resultó ser el guarda que vigilaba la obra. Y así muchos más. Políticos como Lima y Ciancimino se llenaron los bolsillos de una manera exagerada. Fue la época en que Cosa Nostra vio en el hormigón un gran filón que explotar. Claro que para ello necesitaba una alianza con los principales responsables políticos, léase Democracia Crisitana, léase Ciancimino, alcalde de Palermo, léase Salvo Lima, y léase grandes hombres de Roma, con Giulio Andreotti en los primeros puestos.
Peor nada dura cien años, ni siquiera el salvaje asalto al tesoro público que estos hijos de la iglesia practicaron. La subida al poder en Cosa Nostra de los corleoneses puso en el punto de mira a los 'amigos políticos'. La alianza político-mafiosa pasaba a ser una discreta relación que acabaría disolviendose en los años del maxiproceso, allá por 1986.
El maxiproceso a la mafia no terminaba de inquietar a los grandes hombres de honor. La consigna era que todo el juicio y sus sentencias acabarían refutadas por el tribunal Supremo y Constitucional. De ello se encargarían los políticos afines. Pero no fue así. Ni siquiera los políticos pudieron actuar contra la labor de los jueces antimafia. En los primeros días de 1992 la sentencia del maxiproceso se ha´cía efectiva. No cabían más reclamaciones. No había más recursos. Los grandes capos irían a la cárcel, y sus fortunas pasarían a ser de dominio público. Antes de eso, Salvo Lima se había ido con la música a otra parte, concretamente a la Eurocámara, donde fue parlamentario.Cosa Nostra entendió su 'retirada' a Europa como un abandono. Lima no cumplió su parte del trato, y abandonó a la mafia cuando más se le necesitaba.
Si las sentencias del maxiproceso se cumplían, Cosa Nostra iba a hacer cumplir también las suyas. El 12 de marzo de 1992 un comando acababa con la vida de Salvo Lima en el barrio residencial de Mondello. No sería el único. También caería Ignazio Salvo, uno de los hombres más ricos de la isla, hombre de honor de la famillia de Salemi y puente entre la familia mafiosa y la Democracia Cristiana de Sicilia y Roma.
El juez Giovanni Falcone vio en el asesinato de Lima el principal signo de que algo estaba cambiando: Cosa Nostra estaba cumpliendo sus sentencias. Sabía que él mismo estaba en la lista. Si el maxiproceso tenía un final de cárcel para los mafiosos, sus responsables también tendrían un final. Y los políticos 'amigos' que dejaron actuar a los jeces también. Por eso Salvo Lima está muerto.

jueves, enero 11, 2007

Y de Nápoles, ¿Qué?

Maravillado ante la rapidez de la justicia, no encuentro ni una sola noticia sobre Nápoles en los últimos días-meses. ¿Solucionado? A mediados de octubre estuve en Nápoles, comprobando, como era de esperar, que todo seguía igual. A mi regreso a España encuentro en El País: 'Nápoles, fuera de control'. ¿En serio? ¿Podía uno concebir que la ciudad donde ha estado paseando, comiendo, disfrutando, bebiendo, sea un lugar fuera de control del Estado? Así es, así era. Lo bonito era ver que para el periódico, alarmado, debía de ser ya una situación insostenible, clamando al cielo. La realidad es que la situación ni era tan mala, ni era tan nueva. De hecho, un mes y medio después no encuentra uno ni rastro en los periódicos. A día de hoy pueden ser 20 los muertos en este 'rebrote' violento qye ya acabó. Muchos, sí señor, pero nada que ver con las guerras de los años ochenta, con más de dos muertos al día en un año. En fin, esperemos que no haya mucho por publicar en la sección Internacional para volver a escuchar algo sobre Nápoles. O a algún muerto espectacular. Es la única realidad de Nápoles que merece la atención. Lo demás, haganme caso, minucias. Como si no existiera.