jueves, enero 25, 2007

AMERICANOS EN SICILIA, EL ÚLTIMO BANDIDO (I)

Ya en alguna ocasión me he referido a los hechos del día primero de mayo de 1947, cuando las montañas de Montelepre presenciaron la matanza de once personas, entre ellas varios niños, a manos de un supuesto ataque de la banda del bandido Salvatore Giuliano. Como ya se ha dicho, pocas cosas en esta historia estan claras, salvo esa misma: que nadie ha pagado por esas muertes. Las investigaciones de G. Casarubea, historiador siciliano residente en Partinico e hijo a la vez de un sindicalista asesinado por elementos mafiosos, arrojan mucha luz a un crimen que muchos califican de Estado.
En primer lugar hay que reseñan que no existe una valoración clara de la figura de Giuliano. Su vida ha sido novelada -por Mario Puzo- y llevada al cine con más o menos éxito (Francesco Rosi da una lección magistral de cine y política en su cinta, y Cristopher Lambert fracasa en la adaptación al cine de la novela).
¿Cómo fue la vida del bandido? ¿Fue un Robin Hood siciliano? ¿Fue amigo o enemigo del pueblo? A su espalda descansan hoy más de 400 víctimas, entre ellas hombres del cuerpo de carabineros, pero también muchos sospechosos de traición y simples sindicalistas que murieron cuando Giuliano puso al comunismo como la lacra a combatir. Célebre es su carta al presidente Truman, en la que un periodista norteamericano hizo de mediador, notable aportación al género epistolar en la que Giuliano se ofrecía como cabeza de un ejército enrabietado por el "intolerable aullido de los perros comunistas".
¿Qué hay de oculto en la historia del último bandido? ¿Luchó contra la mafia de la época, o era un protegido suyo? ¿Eran mafia, bandidos y carabineros una sola cosa, como la Trinidad, como dijera Gaspare Pisciotta, lugarteniente de Giuliano?
Sin lugar a dudas, la relación entre bandidos y mafia es íntima desde 1860, primeros años en que se da una porganización criminal estructurada en la isla. Cuando los bandidos secuestraban a alguien, los familiares sabían a quién dirigirse, es de cir, al mafioso local. La mafia hacía de intermediaria en los secuestros a cambio de una comisión, pero su colaboración no quedó ahí. Cuando la causa de los bandidos comenzaba a flaquear, la moda del separatismo los volvió a poner en guardia. Tras la creación del nuevo estado italiano surgido tras la Segunda Guerra Mundial, las voces separatistas en Sicilia se mezclaban entre izquierdistas y neofascistas que, escondidos en la isla, empezaban a organizar facciones armadas dispuestas a frenar el auge del comunismo.
El frente separatista llegó a organizar una revuelta en la que Giuliano colaboró atacando cinco cuarteles de Carabinieri, aunque la rebelión fue aplastada.
Cuando el separatismo pasó a mejor vida, Giuliano se ofreció a la única causa en la que encontraría dinero y poder a su servicio: el anticomunismo. En abril de 1947 las fuerzas izquierdistas agrupadas en el Bloque Popular obtuvieron el 30% del voto en las elecciones a la asamblea regional de Sicilia. Días después, el primero de mayo iba a servir para celebrar la victoria de las clases populares. Muchos vecinos de Montelepre y pueblos de la zona acudieron a las montañas para festajar, entre discursos y bailes, los tiempos de esperanza que estaban creando. Pero algunas personas tenían otro plan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre dando lecciones buenas, ¿qué culpa tiene un sindicalista de nada?
Qué gusto leer cosas inteligentes.
Saludos de side show bob.