miércoles, septiembre 12, 2007

Cuando sonaban las explosiones













Todas estas imágenes rememoran los años en los que el lado militar de Cosa Nostra optó por hacer la guerra abierta al Estado. Bombas, como en Irak ahora. Bombas en monumentos. La iglesia de San Giovanni Laterano, en Roma, la galería Ufizzi, en Florencia. Bombas a jueces y funcionarios del Estado como única salida para mantener el régimen. Los Corleoneses optaron por la guerra abierta porque era la angustiosa manera de mantener el poder, de no ser barridos por sus aliados. Porque habían fallado, porque habían perdido la batalla anterior. En Cosa Nostra no te llega una carta de despido. Si alguien no cree en tí, te elimina, y se coloca él. Antes de que eso ocurriera los corleoneses se pusieron a dejar bombas en todas partes. Una de ellas falló delante del estadio Olímpico de Roma, en un Roma-Lazio. De haber explotado tal como estaba preparado lo hubiera hecho en medio de un auténtico gentío.
Ahora los jefes vivos de los corleoneses parecen querer amenazar con una vuelta a la violencia. Entre ellos se escriben postales donde sale el mismo estadio Olímpico, o se dejan mensajes con ocultas referencias a Forza Italia. Provenzano no está, y sus sucesores huyen de cualquier ruido que pueda perjudicar el negocio. No van a volver las bombas, pero tampoco nadie se va a ir de su negocio. Sólo cuando el estado les obligue a defenderlo con sangre, volverán las bombas. Pero que nadie piense que auqne no haya bombas ellos no están.
















2 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

Cuánta razón tienes.

Will Graham dijo...

Hacía meses que no pasaba por este siempre interesante blog para cualquier "hispano-mafiólogo" que se preste. Supongo que algunas fotos como la cuarta empezando por arriba con ese presunto (porque apenas se distingue bien por la deflagación)FIAT 132 con FIAT Ritmo de escolta obedece a la típica dotación de escolta de los años 80 así que será sacada de la época en la que Totó Riina y los Corleoneses estaban en su punto álgido por el control de Sicilia culminando en el 92 con los asesinatos de Falcone y Borsellino (a la que creo que pertenece la tercera).

Hay que dar gracias que después de arretar a Riina y pasar a cumplir varios "ergastoli" pendientes Provenzano apostase por menos tiros y más ingenio. Pero como bien apuntas tú el espíritu combativo se mantiene. Veremos qué pasa después de que Lo Piccolo y familia ingresen en la cárcel. Quizá desgraciadamente los "años del plomo mafioso" vuelvan a asomar de Messina a Trapani para horror de todos los sicilianos; e italianos.