En una de las conversaciones captadas por la policía y que llevó a la detención de Antonio Rotolo, uno de los integrantes del triunvirato que sucedió en el poder a Bernardo Provenzano, el capo aconseja a un killer de 25 años las normas para salir ileso y cuanto antes de un atentado: “No te acerques demasiado, no es necesario hacer ruido. Los disparos, uno para derribarlo, y ya en el suelo uno en la cabeza, y basta. El padrino, Antonio Rotolo, y su protegido killer, Gianni Nicchi, añade a su juventud una experiencia consolidada en ‘encargos’ como este. De hecho, tras la detención de Rotolo, Nicchi ha pasado a ser ‘latitante’, o sea huido de la justicia. En el coloquio interceptado se discute sobre la forma de matar, la necesidad de un hombre más, la seguridad de las armas, la extorsión a los comerciantes chinos... Nicchi no sirve solo para matar, en Cosa Nostra se debe servir para cualquier encargo. La conversación es de octubre de 2005, cuando el encargo era matar a “uno o dos sujetos no muy identificables”.
martes, agosto 01, 2006
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