miércoles, mayo 17, 2006

Mafia y política: amigos para siempre



Quizá pueda parecer exagerado decir que el momento en que se encuentra Italia es crucial para el futuro de Sicilia y también de Cosa Nostra. La caída del gobierno de Berlusconi, un gobierno que alentó la idea de la convivencia con la ilegalidad (cuando no se convirtió en ejecutor mismo de actos ilegalidad), con un ministro -Lucardi- que llegó a decir que económicamente era positivo convivir con la mafia -sin que ello le costara el cargo, por supuesto-, puede traer un clima distinto en las relaciones política-mafia.
¿Tiene la mafia una ideología política? La respuesta es 'no', rotundamente. Podría decirse que en su ideario social, extremando la idea de que sea algo unitario, recoge una verdadera máxima: el anticomunismo, a veces incluso militante. Más allá de eso la mafia históricamente ha estado vinculada al centroderecha (Democracia Cristiana, ahora Forza Italia), pero por una razón de peso, la única razón que guía a los maifosos: el dinero. El hecho de que en torno a los hombres democristianos y conservadores de Palermo y Sicilia se encuentre una burguesía empresarial potente es el motivo de que Cosa Nostra haya hecho siempre campaña por sus políticos preferidos. Ello no ha impedido que en el nombre de los negocios se haya podido cambiar de bando: en 1987 la mafia hizo campaña por los socialistas, como una forma de castigo a los democristianos, que 'habáin olvidado sus promesas'; el mismo Provenzano hizo negocio con varias cooperativas comunistas, algo que otros como Riina nunca hubieran permitido.
En próximas ocasiones hablaremos más prfundamente de la relación político-mafiosa. Del senador Andreotti, uno de los políticos más venerados de la historia italiana, verdadero sostén de las relaciones mafia-política. De los apoyos con que contó Berlusconi para fundar Forza Italia desde los nuevos padrinos, muy interesados en un nuevo referente político con quien negociar. La lista podría seguir, aunque no hay que caer en pensar que todos en la línea de la centro derecha han sido así. Hombres de la Democracia Cristiana, el principal partido conservador de la Italia de posguerra, quisieron 'reformar' los malos hábitos de su partido. Como Piersanti Matarella, quien acabaría asesinado, o el que fuera alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, un verdadero reformador cuyo papel en los difíciles años ochenta y noventa fue fundamental para mover ficha en la lucha contra las 'conciencias mafiosas'.
(En la fotografía, el senador Andreotti, denunciado por muchos colaboradores de la justicia como el amigo de la mafia en la política italiana. Todavía hoy la coalición berlusconiana le ha propuesto para presidente de la república, en uno de sus típicos ejercicios de cinismo).

1 comentario:

Carlos Egio dijo...

Muy interesante Marcelo. Llevaba un tiempo sin leer tu blog, más que nada por falta de tiempo, y no decepciona. Viendo como funciona la política en Italia quizá podamos aprender más de la nuestra.

Un saludo.